Escritor. Nació Don Martín Suárez el 11 de Junio de 1893 en el seno de una familia campesina, en la aldea La Blanca del Distrito Junín. (…) Su madre María del Rosario Suárez fue una mujer trabajadora, campesina, recogedora de café, muy joven queda viuda, debido a que a su esposo estaba alistado en las fuerzas del General Uribe Uribe, en la denominada “La guerra de los mil días”, le correspondió asumir la educación y crianza de sus hijos Martín y Apolinar, sola, siendo educados con mucho esfuerzo y afecto, debió trabajar muy duro para educarlos. Aquella campesina llega a la Hacienda La Alquitrana, propiedad de Don Manuel Pulido Pulido, pionero de la formación de la primera compañía petrolera venezolana, en su finca La Alquitrana, en su suelo se encontró hulla de la cual sacaron la brea o alquitrán en el año de 1882. Al hogar de la familia Pulido-Pulido llega María del Rosario con sus hijos, corría el año de 1900, contaba Martín 7 años y Apolinar 9. El joven Martín queda con su madre en La Alquitrana, convirtiéndose en ayudante de su madre en las pequeñas cosas del hogar y en compañero de juegos del niño Manuel Pulido Méndez, nieto del dueño de la hacienda. En ese ambiente y en ese hogar comienza la educación del niño Martín. Aprende las primeras letras e inicia su inquietud por todo aquello que le depara la naturaleza, le atraen los caballos aprendiendo a cuidarlos, cuida con esmero los panales de abejas y a la vez disfruta de su miel, con frecuencia se escapa hacia los cultivos de café colaborando en su recogida. Este tiempo es corto para el joven Martín, por cuanto ha crecido y su madre decide irse a la ciudad Rubio. El joven Martín llega con su madre a residenciarse en la ciudad, para esa época, Rubio era un pequeño pueblo donde todos se conocían. Viene Doña María del Rosario con muy buenas referencias de la familia Pulido Pulido, llega a trabajar en casa de Don Diego Febres Cordero y su esposa Doña Edelmira Noguera, era Don Diego un hombre que pasaba los 60 años. El joven Martín se convierte en el muchacho de mandado y jardinero, los aprendizajes obtenidos al lado de los Pulido-Méndez le serán de gran utilidad. Para aquel momento Don Diego era uno de los hombres prominentes y honorables personajes de la ciudad, era el centro de desarrollo de las ideas, era un centro cultural espontáneo de mucha camaradería, de hombres en el naciente Rubio. Propietario de una gran biblioteca era su lugar más preciado, en ella estaban presentes autores clásicos, siendo sus preferidos los filósofos. En ese ambiente de riqueza, intelectualidad, austeridad y sencillez, se formó la adolescencia y adultez del joven Martín Suárez, quién devoraba con entusiasmo los libros propiedad de su patrono y quién compartía opinión sobre las lecturas. En ese hogar recibió su instrucción primaria formándose y madurando física e intelectualmente. Esa etapa de la vida al lado de Don Diego, constituyo la base de su interés por la lectura y acrecentar de sus conocimientos y saber práctico. (…) El ambiente le permitió enriquecer los conocimientos, en su interés por su formación intelectual buscaba incre-mentar los saberes que le van a permitir desarrollar su conocimiento y su formación, buscaba realizarse. El joven Martín fue un autodidacta, para él la educación fue un instrumento utilitario, se manejo entre la teoría la praxis y la experiencia, elementos que contribuirían más tarde a superarse y a elevar su posición social y económica. Su formación pragmática y utilitaria le llevó a la realización de acciones y funciones en áreas de comercio, construcción, actividades agrícolas e industrial, que realizó con laboriosidad, empeño y esfuerzo, permitiéndole mejorar cada día su situación económica. Fue Don Martín una persona que asumió el trabajo como una batalla, lo hacía con entusiasmo, vehemencia buscando la obtención de logros, fue un hombre con una elevada autoestima que levantó su familia con grandes principios morales y en esto fue su colaboradora hasta su muerte su digna esposa Doña Felicia López Morales. A los 26 años contrae matrimonio con la señorita Felicia López Morales, hija legitima de Ana Julia Morales y Valentín López, al año siguiente nace su primer hijo, una niña que recibe el nombre de Elsa María, enviada a estudiar a Caracas se gradúa en la escuela Miguel Antonio Caro de maestra a su regreso se convierte en la Directora de la escuela para niñas "Simón Rodríguez”, actual Grupo Escolar Estado Sucre, hoy jubilada y residenciada en Caracas. Hombre responsable del hogar siempre estuvo apegado a los principios morales que inculcó a su familia, para él el trabajo constituía la dignificación de la persona, su laboriosidad lo llevó a empeñarse en hacerlo bien. Buen amigo y leal compartía con ellos juegos, negocios, anécdotas e ingeniosas crónicas. Como padre siempre proporcionó confianza y seguridad a sus hijos, su constante preocupación era su familia con quién compartía afectuosamente. Exigente con sus hijos en cuanto a responsabilidad, honestidad, disciplina y estudio. Como esposo fue cumplidor de sus deberes, respetando las decisiones de su cónyuge, del hogar Suárez López nacen los siguientes hijos: Elsa María, José Emiliano (fallecido) Consuelo (fallecida) Victoria de Villamizar, Elena de Mendoza, Gisela de Pinzón, Libia de Peñaloza, Cristina de Santos, Martín, Simón (fallecido), María del Rosario de Suárez, once hijos en total, cuatro de este grupo familiar se han distinguido como educadoras. Fue Doña Elisa, arquetipo de la Diosa Hera, denominada en la mitología como la esposa eterna. Hera fue la esposa de Zeus Dios del Olimpo según la mitología es la diosa del matrimonio y su actuación describe el rol de la mujer esposa. Cuando se señala a Doña Elisa como arquetipo de Hera, es que fue una mujer dedicada a su esposo, disfruto de su pareja Don Martín con abnegación y devoción. Su esposo constituía el eje central del hogar y a él estaba subordinada, cumpliendo un rol de madre prolifera y autoridad del hogar. Fue Doña Elisa una gran señora, su vida transcurrió con dignidad, sencillez, abnegación y trabajo para su esposo y sus hijos. Formado en un hogar sencillo y enriquecida su formación en el seno de la familia Febres Cordero-Noguera, gozaba del aprecio de Don Diego, con quien compartía comentarios de lecturas y anécdotas. Es recomendado por Don Diego para trabajar en la oficina de la luz, su trabajo consistía en estar pendiente de que las calles de la ciudad de Rubio estuviesen iluminadas, para ello debía cargar la escalera a su hombro a fin de colocar los focos en las calles. Esta actividad que realizaba con satisfacción dándole la oportunidad de relacionarse con los diferentes niveles sociales existente para la época e iniciar amistades, que le fue muy fácil por su jovialidad y por el carácter extrovertido de su personalidad. Su comportamiento, seriedad y responsabilidad le fueron distinguiendo como un "hombre de bien". En ese trabajo permanecerá aproximadamente ocho a diez años, a su vez simultáneamente los fines de semana se dedicaba a la actividad de fotógrafo, oficio que hacía con la finalidad de aumentar sus ingresos. Su austeridad y el espíritu de economía le permitirán en 1926 adquirir una modesta casa en los Corredores, inicia su trabajo como un pequeño comerciante de víveres, esta empresa recibió el nombre de “Alfa”; para esa época la plaza Junín y los corredores eran el mercado del pueblo. Al mejorar su situación económica, al poco tiempo después comprará la casa que se convertirá en asiento de familia y de los nuevos negocios; uno de estos negocios, será la famosa bodega “EL AMIGO DEL PUEBLO” transcurrirán más de tres décadas de su vida, disfrutando de su familia e incrementando los bienes y creando nuevos negocios en ese lugar donde vivió hasta el momento de su muerte. (…) Don Martín disfrutaba el montar a caballo y todos los años con motivo de las ferias y fiestas se reunían rubienses para desfilar, siendo Don Martín uno de ellos. Para el año de 1929, Don Martín era un importante hombre de negocios había creado la empresa Alfa, era el representante de Don Martín Marciales (el viejo) de la agencia de automóviles Chevrolet, a su vez había instalado la fábrica de pastas (fideos) y la fabrica de gaseosas "La Colita". Negociaba con la compra y venta de café, instalando igualmente una molienda de granos. Obtenida una posición económica holgada se asocia a su compadre Don Alejandro Gutiérrez, en la rama de venta de licor, negocio que dejaría algunos años después. Fue Don Martín hombre progresista, de actuación práctica, con sus actividades comerciales contribuyó al desarrollo de su pueblo, en todas las empresas que inició dio trabajo a muchos rubienses, oportunidad de alejarse, continuó en su querencia Sus diferentes actividades comerciales, como agricultor, constructor y en las otras pequeñas empresa tuvo la oportunidad de dar trabajo a muchos rubienses. Sigue mejorando su situación, por lo que se dedicará a la obtención de bienes raíces, comprará la casa y terreno del Sr. Eugenio Vitanza, propiedad que continúa en manos de la Sucesión Suárez López. Compra la hacienda "La Virginia", cultivando café, compra el "chercal" en Cania dónde se dedica a la elaboración de ladrillos, sería dedicado a esta actividad donde encontrará la muerte. Habiéndose convertido en uno de los hombres importantes de la ciudad, se hace miembro del Club "Venezuela" convirtiéndose en co-fundador y en época de su gestión que se adquiere el inmueble, también será co-fundador del Club “Sucre"; compartirá amistad y juegos de cartas y dominó con distinguidos y honorables hombres de la ciudad, que después de sus labores cotidianas se dedican a distraerse amenamente. El 30 de Julio de 1955 se convierte en miembro activo del Rotary-Club, a su vez asume la dirección de un semanario denominada "El Correo de Rubio", editado en la tipografía A. B. C, sobre esto el historiador Rafael María Rosales, expresa: "el Correo de Rubio dirigido por Don Martín Suárez, el cual prosigue la tradición brillante del periodismo tachirense” (Rosales Rafael María. Rubio la ciudad del pueblo. Tipografía Cortés. San Cristóbal 1957. p. 95). El pensamiento utilizado en todas las ediciones fue: "Se beneficia más quien mejor sirve". En este semanario hace de cronista, escribiendo amenas crónicas, con la finalidad de conservar las tradiciones y leyendas del pueblo y convertirlas en memoria permanente (…) La vida del Rotary Club se inicia con los siguientes socios: Leonardo Alarcón, Manuel Arce, Luis Otto Berenheimer, Alejandro Gutiérrez, Jesús María Gamboa, Werner Hornung, Emilio López, José Rosario Manrique, Hans Meyer, Domingo Moros, Marcos Niño, Manuel Rodríguez, Miguel Sánchez, José A. Sarmiento, Martín Suárez y J. Edmundo Villafañe. Su nuevo rol de cronista y miembro del Rotary Club, lo llevaran a una activa vida social, convirtiéndose al poco tiempo en presidente del Club. La prosperidad de sus negocios lo convierten en un hombre adinerado, situación que no le hace cambiar sus principios de sencillez y austeridad, conducta que la fue característica hasta su muerte. A partir de los años 1918-1920 comienza el interés de Don Martín por adquirir libros, uno de los primeros en obtener fue la colección de W. Walker Atkinson, celebra pensador americano cuya edición apareció en el año de 1914 y quién fuera en su época uno de los creadores de la llamada literatura estimulante del pensamiento, entre sus obras se encuentran: Las Leyes del Pensamiento, La fuerza de la inteligencia, Vivid como os digo, Lo que somos y lo que podemos, La clave de los negocios, los puntales del éxito, Conócete, Psicología del éxito y muchos libros que contribuirán a proporcionarle principios prácticos para la vida y la obtención de confianza, fe y seguridad, además de estas lecturas seguirá enriqueciendo su formación intelectual con lecturas sobre electricidad, construcción, mecánica, agricultura y apicultura, esta última lo llevó a industrializar la miel de abeja. (Tomado de: Libia Suárez López de Peñaloza. El amigo del pueblo. Ediciones del autor. San Cristóbal).